Un niño y su padre, estaban caminando en las montañas. De repente, el hijo se cae, se lastima y grita:
– ¡Aaaaaayyyyyyyyhhhhhhhhhhhhhhhh!
Para su sorpresa oye una voz repitiendo en algún lugar de la montaña:
– ¡Aaaaaayyyyyyyyhhhhhhhhhhhhhhhh!
Con curiosidad el niño grita:
– ¿Quién anda ahí?
Recibe una respuesta:
– ¿Quién anda ahí?
Enojado con la respuesta, el niño grita:
– Cobarde.
Y recibe de respuesta:
– Cobarde.
Pregunta:
– ¿Qué sucede?
El padre, sonríe y le dice:– Hijo mío, presta atención.
Y entonces el padre grita a la montaña:
– Te admiro.
Y la voz responde:
– Te admiro.
De nuevo, el hombre grita:
– Eres un campeón.
Y la voz le responde:
– Eres un campeón.
El niño estaba asombrado, pero no entendía.
– La gente lo llama eco, pero en realidad es la vida. Te devuelve todo lo que dices o haces. Nuestra vida es simplemente un reflejo de nuestras acciones – le explica el padre.
Si deseas más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor. Si deseas felicidad, da felicidad a los que te rodean.
Si quieres una sonrisa en el alma, da una sonrisa al alma de los que conoces.
Alguien dijo: “Si no te gusta lo que recibes de vuelta, revisa muy bien lo que estás dando…”.
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